Con terminología moderna y variedad de protagonistas, desde que tenemos acceso a computadoras, dispositivos móviles y desde el boom de la tecnología celular y virtual, independientemente de compartir todos tipo de información desde periodística, comercial y personal como datos y correos, la gran mayoría solemos enviar y recibir imágenes, capturadas por nosotros mismos o por otros, con ropa, semidesnudos, desnudos, completos, por partes, en actitud sexosa o teniendo relaciones sexuales, a veces confiados en un supuesto anonimato, otras, en las personas a las que hacemos llegar estos archivos. .

En el Cuarto Oscuro lo que nos interesa y nos ocupa es la forma en la que este tema se relaciona con el sexo, puesto que es un fenómeno popular, creciente y, aunque excitante, requiere de una actitud consciente al respecto.

Al realizar la investigación para este artículo nos encontramos con datos extensos, pero valiosos dado que involucran nuestra intimidad, nuestra privacidad y la confianza con la que compartimos ambas. Esperamos que leas esta publicación hasta el final, pues dividirlo en dos o más entregas le restaría valor. Nos referimos al fenómeno conocido como sexting.

¿Qué es el sexting?

El sexting   (contracción de sex y texting) consiste en el envío de contenidos de tipo sexual (principalmente fotografías y/o vídeos) producidos generalmente por el propio remitente, a otras personas por medio de teléfonos móviles. Así visto, es un concepto sencillo, pero conviene ver qué matices existirían en tan amplio espectro:

  • El origen de la imagen: puede ser producida por el propio protagonista, por otras personas de forma consciente y consentida por aquel o, en último caso, robadas. Una cuestión paralela a considerar es si las imágenes eran preexistentes y entraron en el circuito del sexting provenientes de otras fuentes de acceso público, como Internet, o privado, como dispositivos de almacenamiento digital de información (pendrive, teléfono móvil, PDA…)
  • El contenido de la imagen: en ocasiones no es fácil definir la carga sexual de una imagen y calificarla de inocente, atrevida, erótica o pornográfica.
  • La identificabilidad: si la imagen permite o no identificar de forma inequívoca a la persona que en ella figura.
  • La edad de quien protagoniza la imagen: en caso de anonimato, hay ocasiones en que no resulta fácil definir la minoría o mayoría de edad de quien aparece.
  • La edad y circunstancias del resto de involucrados: receptores, emisores y redistribuidores de la imagen.

Todos estos factores pueden influir tanto en el daño potencial que sufra la persona protagonista de la imagen como en las responsabilidades de quienes, de una u otra manera, participan en el proceso.

Hay que matizar que no todas las prácticas de sexting acaban generando consecuencias negativas. Una imagen tomada consentidamente y distribuida de forma controlada no tiene por qué causar problemas si hablamos de personas adultas. Eso sí, cuando intervienen menores de edad en algún punto de la cadena, el asunto se complica. Veamos un par de ejemplos:

  • Si entre menores y de forma consentida intercambian sus fotografías explícitas, podía hablarse de ilícitos como creación, posesión y distribución de pornografía infantil.
  • Si un adulto envía a un menor una imagen propia, habría que referirse a términos como corrupción de menores.

Como puede verse, son muchas las posibles combinaciones y no es tema menor la importancia de cada uno de los parámetros que intervienen.

Sexting entre adolescentes, sexo y teléfonos móviles

Un nuevo concepto en relación con los menores y el uso seguro y responsable de las TIC ha irrumpido en escena: sexting. Es de nuevo una palabra importada, que trata de reflejar sintéticamente la fusión entre sexo y mensajes vía móvil.

Este fenómeno se ha puesto de rabiosa actualidad porque además de estar creciendo de forma intensa en otras latitudes de las que cada vez nos separan menos aspectos, en Julio de 2008, se produjo el sonado suicidio de la estadounidense Jessie Logan. Su madre, ya con fuerzas, recorre hoy en día los medios de comunicación intentando que no se produzca otro caso similar.

Aspectos legales

El sexting, cuando implica de alguna manera a menores, puede causar muy diferentes problemas con la ley, principalmente:

  • La producción, posesión y distribución de pornografía infantil.
  • Los delitos contra la intimidad por uso de datos personales o revelación de secretos.
  • y, en casos más específicos, delitos contra la libertad sexual y corrupción de menores.

Sin embargo, el daño más profundo causado por el sexting es que puede suponer el inicio de una situación de acoso y hostigamiento público, en muchos casos acompañada de prácticas de ciberbullying de las que se derivan, claro está, otro tipo de responsabilidades legales.

De la comunicación privada a la humillación pública

Los casos de sexting más nocivos son aquellos que se convierten en una cuestión de dominio público. La imagen robada o, por ejemplo, entregada en el seno de una pasada relación ya rota, comienza a circular, se extiende… incluso puede llegar a saltar a Internet. A la vista de ello, la víctima pasa a sentir una gran desprotección y vulneración de su intimidad y privacidad. Si, además, recibe burlas, comentarios lesivos u otro tipo de agresiones sicológicas, el sufrimiento puede ser insostenible. Eso debió ocurrir a Jessie Logan, que no pudo soportar el linchamiento al que fue sometida debido a unas fotos donde aparecía desnuda y que envió a un novio tiempo atrás.

Las imágenes como reclamo, otra vertiente del problema

Además del menoscabo de la imagen pública y el hostigamiento, no es nada exagerado pensar que determinadas imágenes pueden llamar la atención de adultos que crean identificar como potenciales víctimas de acoso sexual a esos menores que interpretarán como descuidados, atrevidos, precoces y desafiantes. En definitiva, pueden llamar la atención de depredadores sexuales que fijen su atención y, lo que es peor, sus deseos, sobre un menor que ya se encuentra en una situación de debilidad y desprotección.

El móvil, mucho más que un dispositivo audiovisual

La intervención del terminal móvil o celular en los casos de sexting no se limita a su uso como creador, reproductor y transmisor de imágenes. Tiene otras dos connotaciones no menos poderosas.

  • Se puede llevar siempre encima, con lo que la potencial humillación puede ser permanente, en cualquier lugar y a cualquier hora. Alguien se toma un refresco mientras saca su móvil y degusta la imagen o, por qué no, la disfruta entre risas con un grupo de amistades.
  • Es algo más personal, muy dirigido, porque se distribuye de manera selectiva a algunos números de cada agenda… o a todos. La imagen se expande en círculos de relación concéntricos y adyacentes a la víctima. Quizás no se cuelgue en Internet, pero… ¡qué más da! ¿acaso es peor que esté online a que la hayan visto en su móvil todas las personas con las que se tiene relación cada día? Al igual que ocurre con las redes sociales, el móvil actúa como catalizador y concentrador del daño cuando hay un incidente. Es una bomba inteligente porque afecta al núcleo de la vida social, toca de lleno a nuestro grupo de relación principal porque, de hecho, para eso son los móviles y las redes sociales, para crear y fidelizar lazos, para estrechar relaciones.

Por otro lado, el sexting no tiene por qué empezar y acabar en el teléfono móvil. La imagen comprometida pudo nacer fuera del celular e, igualmente, acabar siendo publicada online.

¿Una moda duradera?

Ciertas tendencias tienen una explicación muy poco racional; basta remitirse a algunas formas de vestir lejos de toda bondad estética o funcional. Sin embargo, esta moda sí parece tener su lógica: ligan y se divierten, o eso dicen que les parece que hacen. Por desgracia, dos razones muy poderosas a esa edad como para que se priven de su práctica.

En concreto se ha apuntado en repetidas ocasiones por parte de diversos expertos y estudios como factor que impulsa el sexting, al contexto cultural en el que crecen muchos adolescentes, con un marcado culto al cuerpo, a las celebridades, y en el que los medios de comunicación de masas (sobre todo la TV) promueven esos y otros valores como por ejemplo la competitividad en todos los órdenes de la vida (tener el mejor cuerpo, el mayor número de amigos, ser el/la más popular…). El hecho de que muchas estrellas del deporte, el cine o la música realicen sexting y esto se trasmita por los medios, contribuye a normalizar e incluso dar cierto aire de prestigio a dicha actividad entre los adolescentes. El particular fenómeno del scarlettjohansoning (cuando muchos imitaron un desnudo de sexting de Scarlett Johansson), hace alguno años es muestra de ello.

ScarlettJohansing

La organización ConnectSafely ha determinado en un estudio que las principales razones para producir y/o trasmitir sexting son las siguientes:

  • noviazgo
  • coqueteo
  • lucimiento
  • impulsividad
  • presión de los amigos
  • venganza
  • intimidación
  • chantaje

Una investigación publicada por UNICEF señalaba que los jóvenes se sienten a menudo más cómodos compartiendo informaciones íntimas o comportándose de una manera sexualizada online que fuera de la Red y que hay un número significativo de adolescentes que están publicando imágenes suyas de tono sexual en la Red.

Según el Centro de Investigación sobre Delitos contra los Niños la ruptura de una pareja es una causa frecuente de los casos de sexting distribuido sin autorización que llegan a manos de la policía en los EE. UU. En un 33% de los casos que llegaron a la policía estadounidense en 2008 y 2009 no existen agravantes y son más bien debidos al interés por experimentar, a una relación sexual de pareja o al flirteo. Los investigadores de esta entidad llaman la atención sobre los casos de menores muy jóvenes que están usando el sexting para llamar la atención de los demás.

“Para los jóvenes, mostrar el cuerpo es considerado como un asunto de belleza, no pasa por los códigos morales impuestos por los adultos”, según la investigadora Luz María Velázquez Reyes, del Instituto Superior de Ciencias de la Educación del Estado de México.

Según Jon Brown director del programa sobre abuso sexual de la NSPCC británica, se han descubierto numerosos casos en ese país en los que chicas incluso de 12 años reciben presiones de sus novios para enviarles fotos suyas desnudas.

¿Y los adultos?

Aún cuando mucho de lo visto en los motivos más juveniles o adolescentes aplica para los mayores, podemos sumar otras razones, como el hacernos sentir “pícaros”.

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Ese es exactamente el atractivo del “sexting”, según el Dr. Jonathan Alpert, psicoterapeuta y columnista que vive en Nueva York.

“Cuando corremos menos riesgo de que nos critiquen o juzguen, podemos expresarnos de una manera más sexual”. —Dr. Jonathan Albert, psicoterapeuta.

Porque uno no espera una respuesta verbal directa, no se arriesga tanto como si le hablara a alguien “a la antigua”, cara a cara, explica Alpert. “Cuando corremos menos riesgo de que nos critiquen o juzguen, podemos expresarnos de una manera más sexual”.
También encaja bien en la agenda de las parejas atareadas que han estado juntas mucho tiempo y quieren conservar el aspecto erótico de su relación, explica Genie James, experta en relaciones y sexualidad. James recomienda el “sexting” a las parejas en la que uno tiene que viajar o a las que les resulta difícil conectarse durante el día.”Es barato”, dice. “Es rápido. Está ahí mismo. Y nadie los puede oír”.

James continúa: “Se trata de preparar el terreno para el sexo y mantener viva la pasión. Tienes un teléfono celular en la mano todos los días. Ya estás enviando mensajes”.

Pero cuidado, advierten los expertos. “Sexting” también conlleva peligros, especialmente en la esfera de las citas románticas.

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¿El mayor peligro? La publicidad engañosa, dice la Dra. Gilda Carle, experta en relaciones. Es algo que bien conocen los que han concertado citas por internet, pues a veces la persona que se aparece se ve 30 años mayor que la foto que acompaña su perfil.

“Exageran sus atractivos y prometen demasiado”, dice la Dra. Carle de los que envían “sextexts” inflados. “Creo que en una relación ofrecer demasiado, y demasiado pronto, no es bueno. Les sugiero a todos que desarrollen la relación fuera de la cama, de modo que cuando se metan en la cama, ésta les sirva de patio de juego, un sitio donde divertirse”.

Además está el “factor confort”. A muchas personas no les gusta recibir textos o fotos de contenido sexual por teléfono, o no tanto como inicialmente supusieron.

Hace poco, Richard, de 66 años, recibió por su teléfono celular una foto “no apta para menores” de alguien que había conocido en internet, y él mismo se sorprendió al descubrir que no le entusiasmaba.

“Me dio un poco de vergüenza”, dijo el residente de Iowa. “En realidad me dio bastante vergüenza”.

El hecho de que en ese momento se encontrara en un restaurante con un grupo de colegas no ayudó mucho.

“Sexting podría ser un experimento interesante”, dice con un suspiro, pero después de esa experiencia, “no sé, ya no me pareció tan divertido”.

La decisión personal

A fin de cuentas y después de interpretar mucha información, es importante recalcar que el fenómeno, lejos de disminuir, aumenta. Lo que hace importante tomar decisiones conscientes al respecto y dentro de lo cual hay también por lo menos dos implicaciones: la legal cuando se trata de menores de edad y la de la libertad personal y del estímulo sexual entre adultos. Si compartes imágenes propias o ajenas  por morbo toma esto en cuenta:

Seis advertencias sobre el sexting

Detrás del sexting no hay nada nuevo que añadir en materia de riesgos asociados a las TIC que no se haya dicho para evitar el grooming o el ciberbullying. Si acaso, enfatizar la asimilación por parte de los menores de estos seis mensajes:

1. Piénsatelo antes de enviar
Lo que publicas online o sale de tu propio celular o móvil se convierte en irrecuperable, escapa para siempre de tu control y puede llegar a cualquiera en cualquier momento. Lo que ahora quieres mostrar de ti, mañana puede que no te guste. A quien se lo envías hoy, quizás mañana no sea tu amigo.

2. Desnudez y minoría de edad, delito de pornografía infantil
La pornografía infantil es un delito cuando se crea, se posee o se distribuye. Se considera pornografía infantil la protagonizada por quien no ha cumplido los 18 años. Si te llegan este tipo de imágenes, bórralas de inmediato. Si crees que su difusión está dañando a alguien, ponlo cuanto antes en conocimiento de una persona adulta.

3. La imagen es un dato personal cuyo uso está protegido por la Ley
La imagen de alguien no se puede utilizar sin el consentimiento de la persona implicada. En ciertos casos hace falta incluso otro tipo de autorizaciones. No lo olvides. Si hay problemas, esto puede ponerse sobre la mesa y comprometerte.

4. Recibir o tomar una imagen de una persona no te da derecho a distribuirla
El hecho de contar con una imagen (fotografía o vídeo) en tu teléfono móvil no significa que tengas derecho a hacer con ella lo que quieras. Son cosas diferentes. Incluso si te dieron permiso para tomar la imagen, no significa que la puedas enviar a terceros.

5. La Ley actúa siempre, también para los menores, con Internet y los móviles
Que todo el mundo lo haga, que consideres que no van a poder identificarte, o que seas menor de edad no te libra del peso de la justicia. Las leyes están para protegerte y por eso actúan en todos los ámbitos. También protegen a los demás, y te pedirán cuentas si no respetas las reglas.

6. No participes con tu acción, tu risa o tu omisión.
Cuando el sexting deriva en humillación y acoso colectivo, la víctima sufre un daño enorme, un sufrimiento extremo. Si lo promueves y lo celebras, eres responsable. Si te callas, tu silencio ayuda a quien acosa y hiere a la víctima.

Por supuesto, la contraparte del párrafo anterior es innegable. No hay discurso que evite que sigamos compartiendo imágenes, así que simplemente hay que hacerlo con precaución:

Consejos de los expertos respecto al sexting

1: Aviva la llama.
Si nunca haz mandado “sextos”, la experta Genie James recomienda que le envíes a tu pareja una nota afectuosa durante el día. Algunas de sus frases preferidas: “Eres mi cariño”, “Sigo enamorado(a) de ti”.

2: Aumenta la pasión.
Cuando te sientas más cómodo, prueba enviar algo ligeramente provocativo. “No veo la hora de que llegue la noche” es algo que el más tímido pudieras escribir. ¿Te sientes audaz? James recomienda avanzar un poquito con algo como: “Olvida el chocolate; lo que yo quiero es saborearte a ti”.

3.- Periódicamente:
Efectúa una limpieza general. Si envías o recibes notas o fotos atrevidas, bórralas de vez en cuando, dice Blake. “Si pierdes el celular o te lo roban, las fotos se pueden descargar en un segundo”. Y ni hablar de la posibilidad de que cualquier persona cercana hojee inocentemente tus textos o fotos.

4.- Siempre:
Mantén los pies en la tierra. Frena las expectativas que le crea el “sexting”, aconseja el Dr. Alpert. Que alguien te envíe textos fogosos no garantiza que, en persona, la relación resulte fogosa.

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Sexting seguro

Si para el sexo seguro se recomiendan el preservativo y otros métodos anticonceptivos, para el sexting seguro también hay opciones. Controlar el envío y recepción de este tipo de materiales es mucho más sencillo con algunas apps.

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Estas aplicaciones destruyen los mensajes después de ser vistos y los cifran para que nadie los pueda leer, ponen fecha de caducidad a las fotos y evitan que se hagan captura de pantalla para guardarlas. Este tema será tratado en nuestra siguiente entrega.

Fuentes: Redacción de El Cuarto Oscuro; Blog Pantallas Amigas; Terra México;  AARP the Magazine 

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